¿Por qué importa vivir en demo­cra­cia?

Macroconsult

Fecha Publicación: 02/01/2023 10:08:24 am

Durante el 2022, la demo­cra­cia peruana fue puesta a prueba otra vez. Los con­flic­tos entre el Eje­cu­tivo y el Con­greso se inten­si­fi­ca­ron en la segunda mitad del año de la mano de inter­pre­ta­cio­nes cons­ti­tu­cio­na­les cues­tio­na­bles, hasta que Cas­ti­llo escaló la cri­sis a un punto de no retorno con su intento de golpe de Estado. Tras su caída y la asun­ción del gobierno de Boluarte, los injus­ti­fi­ca­dos nive­les de repre­sión y vio­len­cia vis­tos en las pro­tes­tas, que ter­mi­na­ron con el lamen­ta­ble saldo de 27 per­so­nas falle­ci­das y más de 350 heri­das, enlu­ta­ron lo que pudo haber sido una salida ejem­plar a una cri­sis que, al día de hoy, no parece haber cul­mi­nado.

Lo vivido este último mes hace per­ti­nente empe­zar este 2023 con una refle­xión sobre la impor­tan­cia de vivir en demo­cra­cia. Y es que el estar viviendo nues­tro mayor periodo de esta­bi­li­dad demo­crá­tica en más de 200 años, podría hacer que deje­mos de apre­ciar sus vir­tu­des prác­ti­cas.

Lo vivido este último mes hace per­ti­nente empe­zar este 2023 con una refle­xión sobre la impor­tan­cia de vivir en demo­cra­cia. Y es que el estar viviendo nues­tro mayor periodo de esta­bi­li­dad demo­crá­tica en más de 200 años, podría hacer que deje­mos de apre­ciar sus vir­tu­des prác­ti­cas.

Demo­cra­cia es más que solo orga­ni­zar elec­cio­nes, algo que tam­bién ocu­rre en Vene­zuela y Rusia. Sig­ni­fica, ideal­mente, que esas elec­cio­nes sean lim­pias (veri­fi­ca­bles por obser­va­do­res), libres (cual­quiera puede par­ti­ci­par), uni­ver­sa­les y fre­cuen­tes; y tam­bién que los pode­res públi­cos sean inde­pen­dien­tes entre sí (p. ej.: Eje­cu­tivo sepa­rado del Judi­cial, etc.); que exista liber­tad de expre­sión, de prensa, de aso­cia­ción y de empresa; y que, en gene­ral, se res­pe­ten los dere­chos y liber­ta­des fun­da­men­ta­les de las per­so­nas.

Es evi­dente que en el Perú aún nos falta mucho para ter­mi­nar de cons­truir una demo­cra­cia com­pleta, que cum­pla con todos esos ele­men­tos. Pero no debe­mos menos­pre­ciar lo que sí hemos avan­zado en las últi­mas déca­das, en que ins­ti­tu­cio­nes como el TC, la Defen­so­ría, la SBS y el BCR se han con­so­li­dado; la pobreza se ha redu­cido en más de la mitad; hemos fir­mado varios TLC y nues­tro índice de desa­rro­llo humano ha mejo­rado mucho en todos sus indi­ca­do­res.

Vivir en una demo­cra­cia esta­ble es la única receta que ha fun­cio­nado en la his­to­ria para lograr socie­da­des desa­rro­lla­das, libres y pací­fi­cas; en las que, si algún mal gober­nante llega al poder, exis­ten meca­nis­mos para expul­sarlo. Aun­que el avance sea lento, con­so­li­dar una demo­cra­cia es pues lo único que da pie a la esta­bi­li­dad nece­sa­ria para que gente pueda vivir, tra­ba­jar y hacer nego­cios libre­mente en un ambiente de paz y pre­dic­ti­bi­li­dad.

Es por esto que es tan impor­tante que sepa­mos cui­dar­nos del asomo de algún líder auto­ri­ta­rio, de izquierda o de dere­cha, que pre­tenda con­cen­trar el poder para sí y poner en riesgo todo lo avan­zado. Mas aún, mien­tras segui­mos a mitad del camino.

Tras otro año difí­cil para la demo­cra­cia peruana, cabe recor­dar por qué es impor­tante pre­ser­varla y con­ti­nuar for­ta­le­cién­dola.

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