Fecha Publicación: 28/06/2018 12:10:50 pm
Desde que el Perú adoptó el modelo de economía social de mercado, un motor clave en el crecimiento del PBI ha sido la inversión privada.
Sin embargo, entre el 2014 y el 2016, sufrió contracciones y, como consecuencia, se desaceleró el ritmo de crecimiento de la actividad económica. En el 2017, la inversión privada apenas aumentó 0,3%, pero este año todos los pronósticos apuntan a que el otrora motor de dinamismo volverá a acelerar.
Durante el primer trimestre, la variable anotó un crecimiento de 5,3% y, entre abril y junio, se habría acelerado a una tasa superior al 6%. Algunos datos que anticipan el comportamiento de la inversión privada justifican esta expectativa.
Por ejemplo, según cifras del Banco Central de Reserva, entre abril y mayo la importación de bienes de capital ha crecido 10,2%. El consumo interno de cemento ha aumentado 8,3% y el crédito al sector privado se expande a 8,2%.
A la luz de estas cifras, la consultora Thorne & Associates señala que, entre abril y mayo, el crecimiento de la inversión privada estaría alrededor de 7%. La inversión minera juega un papel protagónico y habría crecido cerca de 50%.
Inversión privada. (Fuentes: BCR / Sunat / Asocem / Produce / Thorne & Associates)
El BBVA Research anticipa un incremento de arriba de 6%para la inversión privada en el segundo trimestre. El economista jefe para el Perú de la entidad, Hugo Perea, prevé que la inversión en exploración minera habría hecho acelerar al sector por encima del 35%.
El socio de Macroconsult, Elmer Cuba, coincidió con que el segundo trimestre será más dinámico que el primero, por inversión minera creciendo a doble dígito; mientras la parte no minera se expandiría entre 4% y 5%. En esa línea cabe precisar que, según datos del Ministerio de Energía y Minas, la inversión minera creció 53% durante abril.
CIELO DESPEJADO
El gran determinante detrás de los ciclos de la inversión privada es el nivel de precios de los productos de exportación del país. En los últimos 18 años, las cifras evidencian una correlación muy alta entre las dos variables y, en particular, con el precio del cobre.
Entonces, lo que suceda con la cotización del metal rojo podría ser determinante para el futuro de la inversión privada. Esto debido a que, en las últimas semanas, ese precio se ha reducido.
Inversión privada. (Fuentes: BCR / Sunat / Asocem / Produce / Thorne & Associates)
El 8 de junio tocó su máximo de este año (US$3,29 por libra) y la jornada de ayer cerró en US$3,03. En lo que va del 2018, ha retrocedido 7% comparado con el cierre del año pasado.
Detrás de esta caída, hay dos factores externos que podrían exacerbar la situación en los próximos meses. El primero es la creciente tensión mundial por temores a que se agraven los primeros visos de guerra comercial entre Estados Unidos y China con otras economías avanzadas.
En segundo lugar, las perspectivas de un dólar más fuerte a nivel global, por una contracción monetaria en EE.UU. más fuerte de lo anticipado, genera presiones a la baja en los precios de las materias primas. A esto habría que sumar posibilidades de ruido en el frente interno.
En este contexto, ¿cuánto riesgo existe sobre las proyecciones para la inversión privada? De acuerdo con los expertos consultados por El Comercio, no habría motivos de preocupación este año ni en el 2019.
Desde el punto de vista de Cuba, la moderación en el precio del cobre todavía lo mantiene lejos de los niveles del 2016 (US$2 por libra). Mientras se mantenga cotizando alrededor de US$3 seguirá siendo un factor positivo.
“El cobre cae semana a semana, pero todavía sus niveles son elevadísimos y las utilidades de las mineras aún son colosales”, dice. Incluso en un escenario en que todos los riesgos se gatillen inmediatamente, Cuba considera que el impacto sobre la inversión privada se daría en el 2019.
Independientemente del dólar, el panorama de mediano plazo para el cobre es a la baja. De acuerdo con Perea, el precio actual del metal rojo tendría un componente de sobrevaluación y en los próximos años debería moderarse hacia su nivel más estructural, que estima en US$2,70.
“Con esos precios sí ves una reactivación de la minería. Se espera un descenso, que está descontado, aunque no pensamos que vaya a ser más acentuado”, apunta.
Con este panorama, Perea vislumbra que el cobre no presentaría un riesgo para la inversión privada, siempre y cuando la moderación en su precio esté incorporada en las proyecciones de las empresas. De darse ese caso, habría cielo despejado el 2018 e incluso en el 2019