2023, año com­plejo

Macroconsult

Fecha Publicación: 02/01/2023 10:20:04 am

Hay razo­nes para ser opti­mis­tas. Las for­ta­le­zas macroe­co­nó­mi­cas del país, siguen ahí: per­siste el orden en las cuen­tas fis­ca­les y tene­mos un banco cen­tral de lujo.

A juzgar por como cie­rra este 2022, el pró­ximo año se ve com­plejo. La cri­sis polí­tica y social que viene atra­ve­sando nues­tro país, y el ini­cio de la cam­paña elec­to­ral, serán fac­to­res que poten­cial­mente enra­re­ce­rían el clima de nego­cios durante el 2023.

¿Cómo cie­rra 2022?

Luego de un pri­mer semes­tre de rela­tivo alto cre­ci­miento (3.6%), la eco­no­mía peruana mos­tró una fuerte desa­ce­le­ra­ción durante el ter­cer tri­mes­tre (1.7%). Al pobre desem­peño que ya venían mos­trando los sec­to­res pri­ma­rios, en par­ti­cu­lar la mine­ría, por los con­flic­tos socia­les, se suma­ron los sec­to­res no pri­ma­rios, prin­ci­pal­mente por la manu­fac­tura de alto valor agre­gado, pero tam­bién por la fuerte desa­ce­le­ra­ción del comer­cio y los ser­vi­cios. Si a esto le suma­mos que la cam­paña navi­deña estuvo muy por debajo de lo espe­rado, a pesar de la entrada del pro­yecto Que­lla­veco, la eco­no­mía habría cerrado el 2022 con un cre­ci­miento de alre­de­dor de 2.7%.

Luego de un pri­mer semes­tre de rela­tivo alto cre­ci­miento (3.6%), la eco­no­mía peruana mos­tró una fuerte desa­ce­le­ra­ción durante el ter­cer tri­mes­tre (1.7%). Al pobre desem­peño que ya venían mos­trando los sec­to­res pri­ma­rios, en par­ti­cu­lar la mine­ría, por los con­flic­tos socia­les, se suma­ron los sec­to­res no pri­ma­rios, prin­ci­pal­mente por la manu­fac­tura de alto valor agre­gado, pero tam­bién por la fuerte desa­ce­le­ra­ción del comer­cio y los ser­vi­cios. Si a esto le suma­mos que la cam­paña navi­deña estuvo muy por debajo de lo espe­rado, a pesar de la entrada del pro­yecto Que­lla­veco, la eco­no­mía habría cerrado el 2022 con un cre­ci­miento de alre­de­dor de 2.7%.

Durante este año, la incer­ti­dum­bre polí­tica dio una mues­tra de lo dañina que pude ser para la eco­no­mía. Así, las expec­ta­ti­vas empre­sa­ria­les (a tres meses) se han man­te­nido todo el año en terreno pesi­mista alre­de­dor de los 35 pun­tos (donde 50 es neu­tral). Con ello, lle­va­mos ya más de 20 meses en esa situa­ción, el periodo más largo desde que se regis­tra esta varia­ble. Como corre­lato, la inver­sión pri­vada se man­tuvo sin varia­ción durante los tres pri­me­ros tri­mes­tres y cerra­ría el año en nega­tivo. Si bien ha con­tri­buido en ello la caída de la inver­sión minera, la no minera no se ha reac­ti­vado.

Un 2023 con bajo cre­ci­miento

Para hacer pro­yec­cio­nes para el 2023 es nece­sa­rio defi­nir los supues­tos: el pano­rama inter­na­cio­nal y el pano­rama polí­tico nacio­nal. Res­pecto de lo pri­mero, está claro que el pró­ximo año será menos favo­ra­ble, ya que la bata­lla que libran los ban­cos cen­tra­les de todo el mundo con­tra la infla­ción hará que la eco­no­mía glo­bal se desa­ce­lere. Como ha indi­cado el Fondo Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal (FMI), el cre­ci­miento mun­dial sería revi­sado a la baja hacia 2%. A pesar de ello, la buena noti­cia es que China cre­ce­ría por encima del 4%, dado que ya no habría con­fi­na­mien­tos por el covid-19 y a la baja base de com­pa­ra­ción de este año. Con ello, el pre­cio del cobre se man­ten­dría alre­de­dor de su coti­za­ción de largo plazo: US$ 3.60 la libra.

Res­pecto del pano­rama polí­tico nacio­nal, se asume que la pre­si­denta Dina Boluarte se man­tiene en el cargo con apoyo del Con­greso y que, si bien se anti­cipa alta con­flic­ti­vi­dad social, se man­tiene el orden. Por tanto, no debe­ría haber nin­gún cam­bio en la fecha del pro­ceso elec­to­ral ya casi defi­nido para abril del 2024. Ade­más, no se des­car­tan medi­das popu­lis­tas por parte del Con­greso.

Bajo ese esce­na­rio, la eco­no­mía peruana cre­ce­ría ape­nas por encima del 2% durante 2023 apo­yada sobre todo en las expor­ta­cio­nes, por la entrada de Que­lla­veco, y el con­sumo pri­vado, que se man­tiene rela­ti­va­mente resi­liente a pesar de la pre­ca­ri­za­ción labo­ral. La inver­sión pri­vada retro­ce­de­ría tanto por la caída de la minera, como por el estan­ca­miento de la no minera, pro­ducto de la incer­ti­dum­bre. La inver­sión pública se con­trae­ría pro­ducto de la entrada de las nue­vas auto­ri­da­des sub­na­cio­na­les.

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