Bajo un concepto de restaurante móviles surgido en los Estados Unidos, los food trucks llegaron a Lima y se expandieron en las calles más comerciales y eventos. Sin embargo, la pandemia del covid-19 colisionó con esta experiencia gastronómica.

No obstante, estos negocios se resisten a cerrar, pero dejando el espacio público y refugiándose al interior de restaurantes. Damián Ode, empresario y dueño de La Peña del Carajo, que acoge a 12 food trucks en el espacio denominado “Patio Catalino”, señaló que estos conceptos aún no pueden volver a las calles por las restricciones de la pandemia.

“Hemos creado esta alternativa para poder activar esta cadena gastronómica de los food trucks que aún no pueden trabajar en las calles”, comentó.

Ode mencionó que los resultados son positivos y ello les permite apostar por un segundo patio para estos emprendimientos. 

“Tenemos cuatro food trucks en la ampliación que estamos por estrenar. Nos quedan solo dos espacios por alquilar” dijo el empresario.

INVERSIÓN

Ode refirió que en la actualidad la inversión en un food truck podría oscilar entre US$ 7,000 en un remolque a US$ 23,000 en un camión. 

“Varía según el tamaño, pudiendo ser un food truck o un remolque (más chico), pero también del tipo de comida que se venderá y el equipamiento necesario”, dijo.