Hace menos de dos
años, el boxeador
Jonathan
Maicelo se enfocó
en un sueño: abrir su propio
centro de entrenamiento
que le permitiera alejar a jó-
venes talentosos de la delincuencia
a través del deporte.
Así nació Fighter Club,
su academia de boxeo, artes
marciales mixtas y entrenamiento
funcional, que recibe
al público en general y ofrece
becas a los jóvenes en riesgo.
La primera sede de Fighter Club está ubicado en
Los Olivos y Maicelo apunta
a llegar a todo el país con este
formato. Es así como, de
la mano de sus socios Fernando
Tamayo y Sergio Almallo,
ha decidido franquiciar
el formato.
“El objetivo es convertir
a Fighter Club en una marca
regional en el corto plazo”,
sostiene Fernando López de
Castilla, director gerente de
la consultora Nexo Franquicia,
que trabaja con los tres
socios en este proceso.
Es más, López de Castilla
destaca que esta será la
primera franquicia social
de este tipo en la región. Si
bien trabajan otras franquicias
sociales en Sudamérica,
será la primera ligada al
deporte.
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