Comunal se prepara para sumar nuevos metros cuadrados a su actual oferta, y una parte de ellos irán a centros comerciales.

Ernesto de Olazábal, gerente general de la firma, adelantó a Gestión que entre los planes para este año se encuentra la apertura de un nuevo espacio de oficinas colaborativas de 800 m2 en el centro comercial Urban Plaza, ubicado en el distrito de Surco.

“Este espacio abrirá el 1 de agosto. Actualmente estamos en preventa, con algunas posiciones ya colocadas”, acotó. Dependiendo de la receptividad del mercado, el ejecutivo precisó que podría ampliarse a una segunda fase de otros 800 m2. Esta será la primera incursión de un coworking en un centro comercial.

Esto ocurre como consecuencia de las nuevas demandas de los ocupantes de estos espacios de trabajo colaborativos. Tras la pandemia, las empresas ahora valoran mucho la cercanía a los comercios, el acceso al transporte público y la disponibilidad de servicios complementarios en el primer piso, que satisfagan las necesidades de sus colaboradores.

Con la apertura de El Polo, este coworking prevé terminar el año con 15 locales en Lima.

Una muestra de la demanda que está teniendo este sector se denota en el hecho que Comunal está por cerrar un acuerdo con un propietario de uno de sus locales para añadir nuevos metros cuadrados.

Además, el año pasado, a solo tres meses de iniciar operaciones en su local en Santa Cruz (Miraflores), que cuenta con 1,500 m2, lo amplió en otros 1,500 m2 adicionales, convirtiéndose en una de sus posiciones con mayores metros cuadrados, cerca de 3,000 m2. “Nuestro estilo de hacer negocios es responsable y cauteloso, ya que preferimos expandirnos por partes”, aclaró.

A la fecha, la firma tiene más de 30,000 m2 de locales coworking en Surco, Miraflores, San Isidro, Magdalena y Barranco, con una ocupabilidad por encima del 80% y en algunos distritos superior al 90%.

El ejecutivo comentó que continúa negociando espacios “donde esté la demanda” para posiciones nuevas, incluyendo con centros comerciales en la capital, bajo la premisa de que los dueños de los edificios que alquilan son “socios estratégicos”.